Las investigaciones han demostrado sobradamente que una de las claves para que la vida nos vaya bien a las personas es poder contar con otras personas en las que apoyarnos, que nos ofrezcan su ayuda y que nos escuchen de forma compasiva sin hacer juicios que nos hagan sentir malas, débiles, tontas o locas. Cuando una lo piensa para una misma parece obvio que este tipo de personas son las que más nos ayudan a navegar las dificultades de la vida. También, cuando una piensa en sus hijos, desearía que sus amistades fueran de este tipo y desearía ser este tipo de persona para ellos.
Sin embargo, no siempre es fácil hacer con nuestros hijos lo que requiere crear este tipo de relación con ellos. ¿Cuántas veces no les escuchamos interrumpiendo lo que nos cuentan con miradas de reprobación o de susto? ¿En cuántas ocasiones en lugar de preguntarles más sobre una experiencia que han tenido les bombardeamos con consejos o recomendaciones? ¿De qué múltiples maneras les trasmitimos la idea de que lo que sienten es inadecuado, tonto, absurdo, exagerado…? Lo interesante de esto es que si hacemos esto con nuestros hijos es porque también lo hacemos con nosotras mismas y las cosas que nos pasan.
La buena noticia es que practicando una forma compasiva y cariñosa de tratarnos a nosotras mismas, nuestras emociones y nuestras reacciones avanzaremos mucho también en nuestra competencia para crear relaciones seguras y confiadas con nuestros hijos a la vez que ganaremos capacidad de calmarnos, actuar de forma pausada y consciente, resolver las dificultades sin acrecentar los conflictos o el sufrimiento, etc.
Muchas corrientes de la psicología ponen esta forma de relacionarse con una misma y con los demás en el centro. Una de ellas es el Diálogo Compasivo que Dr Gabo Maté y San Dharam Kaur entrenan en su centro de formación en Canada. Si te interesa saber más en el siguiente link encontrarás mucha información: compassionateinquiry.com