Las entidades Ateneo Obrero de Gijón, Milenta Muyeres, Ye too ponese y Acción en Red hemos elaborado un manifiesto de cara a las elecciones municipales, autonómicas y europeas del próximo 26 de mayo.
SI QUEREMOS POLÍTICAS PROGRESISTAS, HAY QUE VOTAR
Los comicios del 28 de abril han dado con la puerta en las narices a los partidos de
derechas y abierto paso a la formación de un gobierno liderado por el PSOE. La alta
participación electoral, aunque representativa de todo el espectro político, favoreció al
PSOE, a los nacionalistas vascos y catalanes, y en alguna medida a Unidas Podemos. El
temor al triunfo de fuerzas conservadoras escoradas hacia posiciones extremas sirvió de
estímulo para transformar una abstención ya crónica en una decisiva movilización.
Las urnas castigaron la fractura de la derecha, provocaron el hundimiento de su principal
partido y mermaron las expectativas alimentadas sobre la irrupción de Vox, que atrajo
para sí -y no consiguió desbordar- a un grupo de votantes desgajado del PP. El
nacionalismo español no obtuvo parlamentarios en Euskadi y apenas consiguió un
puñado en Cataluña. Salvo en algunos enclaves, la derecha sufrió en el conjunto de
España una pérdida de influencia política. La mentira, el insulto y la crispación fueron
impotentes para revertir los deseos de una mayoría social que no quiere dar marcha atrás
en derechos civiles, sociales y políticos y cultiva valores muy estimables, sustancialmente
alejados de los preconizados por las formaciones de derechas. Las urnas han mostrado
una vez más la realidad de una España plural.
El resultado de las elecciones significa un alivio pero no autoriza a permanecer de brazos
cruzados. PSOE y Unidas Podemos suman bastantes más escaños que los partidos de
derechas y, aun así, no alcanzan la mayoría absoluta. Aunque menor de lo previsto, la
formación morada, en coalición con IU, ha sufrido una pérdida importante de apoyos.
PSOE y Unidas Podemos apenas aventajan en unas decenas de miles de votos a la
derecha vociferante y reaccionaria. Solo añadiendo a la cuenta los sufragios de los
partidos nacionalistas vascos y catalanes su derrota en las urnas se agranda. La
movilización electoral debe, pues, continuar en las elecciones del 26 de mayo.
Se trata de evitar que la derecha recupere poder en las administraciones locales y
autonómicas y de conjurar además la formación de un influyente grupo de extrema
derecha en el parlamento europeo, que sirva de base para la extensión de sus planes
siniestros. Se trata de defender los derechos sociales, las libertades, el feminismo, la
protección del medio ambiente y el pluralismo. Tras décadas de neoliberalismo y tras los
catastróficos efectos de la crisis económica, se trata de revertir el aumento de la
desigualdad, combatir el desempleo y la precariedad laboral y poner fin a la pobreza.
Se trata de recuperar todo lo perdido en materia de servicios públicos y mejorar la sanidad,
la educación, la atención a las personas dependientes y los servicios sociales.
Si queremos progresar en todos esos campos, debemos afirmar nuestra voluntad de
cambio en los diversos ámbitos donde hoy se desarrolla la actividad política:
ayuntamientos, comunidades autónomas, Estado y Unión Europea. Los avances en
conquistas sociales y libertades necesitan de unas instituciones europeas más
democráticas y solidarias, que entierren las políticas de austeridad y faciliten la lucha
contra la desigualdad, por el empleo juvenil y la mejora de las condiciones de vida. La
proscripción de los comportamientos xenófobos de algunos Estados miembros, una
mejor cooperación al desarrollo de los países pobres, el amparo debido a los refugiados y
un tratamiento de la inmigración acorde con el derecho humanitario son también
acciones a reclamar de la Unión Europea.
El día 26 de mayo hay que ir a votar. La derecha no se abstendrá y redoblará sus
esfuerzos para convertir la derrota en victoria. No votar es dejar el campo libre a quienes
desean más retrocesos en derechos y libertades, a quienes favorecen los desahucios, a
quienes no preocupa el cambio climático, a quienes estigmatizan la lucha de las
mujeres. No hay voto más inútil que el que no llega a las urnas. Cada voto de izquierdas
que se queda en casa multiplica la fuerza de la derecha. Si queremos políticas
progresistas, hay que votar. Para exigir mejoras, hay que votar. Si deseamos limpiar la
política, dignificarla y ponerla al servicio de la mayoría de los ciudadanos, hay que
participar. Nuestro voto no es solo el ejercicio de un derecho es también un instrumento
de lucha.