Tras unos meses en Metlika voy a hablaros un poco más que hago en mi voluntariado.
Sigo sin coscarme de mucho en esloveno, aunque mi cerebro ha hecho clic un día de estos y aunque “ne govorim, razumem malo” (no hablo, entiendo poco) y entender algo de esta lengua imposible ya es súper motivador.
Generalmente por las mañanas estoy en el centro juvenil del pueblo, en verano no suele venir gente así que trabajo en mi proyecto o en preparar distintas actividades, por las tardes doy talleres como joyería, juegos de mesa, lamparillas para velas, reciclaje creativo, pintura, graffiti y body paint, normalmente son para niños, pero a veces las abuelas se animan y eso me encanta. También ayudo en distintos festivales o eventos por el estilo de mi organización, esto puede ser desde hacer una escenografía a cocinar hamburguesas, no suelen ser cosas que me apasionen, pero hay que ayudar.
Los fines de semana los suelo tener libres y aprovecho para pasar tiempo con otros voluntarios y viajar, conocer, probar, andar, descubrir, añorar, bailar, escuchar, amar, detestar, compartir, nadar, disfrutar, aprender, reinventar, enseñar, reír, mucho reír…
Tras el workshop de pintura corporal se animaron a pintarme, en la foto se ve el resultado un EVS gigante de “Gran voluntaria” Y supongo que estas pequeñas cosas son la alegría de vivir de mi voluntariado y el motivo para sonreír a diario.
“Que quieres aquí hay otras dimensiones
Hay otros países, hay otras estaciones
Hay otros pueblos para otras decisiones”
Fee Reega